El día del libro en Ecuador

Publicado en la Revista "Entrelíneas" - Abril 2011

No hay un escenario que me conmueva más que aquella sociedad propuesta por Ray Bradbury en Fahrenheit 451, donde los libros eran ofensivos y estaban destinados a desaparecer.  Sin libros, no tendríamos más opción que vivir limitados a aquel espacio en el que nacimos, quizás no tendríamos derecho a construir nuestra propia voz y peor aún a opinar. 

Desde 1995 por iniciativa de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), el 23 de abril se convirtió en el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor; se escogió esta fecha porque recordamos que este día en 1616 perdimos a tres grandes autores: Cervantes, Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega.

La creación de esta jornada tiene como objeto fomentar la lectura, la industria editorial y también proteger la propiedad intelectual por medio del derecho de autor.  En nuestro país es una fecha que no tiene la relevancia que goza en países como España, en donde se lo celebra con el intercambio de libros y rosas entre seres queridos, en México donde se celebra el Maratón de la lectura o en Chile donde se montan bibliotecas móviles.

Empero en Guayaquil, se organizan varios eventos como el propuesto por la Colonia Española y por librerías que dirigen sus esfuerzos a diferente público, y en mi caso yo celebro con lecturas de fábulas, cuentos y poesías en el taller para niños y jóvenes que dirijo.  Una pequeña gran fiesta en la que recordamos lo importantes que son los libros en nuestras vidas y las fantásticas historias que estos nos regalan.

Revista Entrelíneas - Abril 2011

Francis de Croisset decía que “La lectura es el viaje de los que no pueden tomar el tren”. Y es que la literatura nos regala aventuras que quizás nunca podremos vivir, nos conmueve con amores imposibles, nos atemoriza con crímenes horrendos.  Con los libros podemos navegar en barcos de papel, volar en alfombras mágicas, cazar dinosaurios y salvar princesas.  Y si nos atreviésemos podríamos hacerlo todo al mismo tiempo.

¿Qué haríamos en la sociedad ficticia creada por Ray Bradbury?  Mi respuesta es sencilla: no podríamos soñar.  Si no han celebrado nunca esta fiesta, los invito a que se animen a hacerlo este año.  Investiguen las propuestas que se dan en la ciudad y asistan a ellas o simplemente por este día: leamos un libro.